Los bosques del Perú, fabulosos y en peligro

Riqueza forestal 

Los bosques del Perú, fabulosos y en peligro 

. El biólogo Luis Albán indica que en el país se talan 150 000 hectáreas de áreas forestales cada año 

. Propone recuperar los bosques e impulsar de modo paralelo actividades que generen ingresos económicos para las familias




Hilton Castro –Piura– 15 junio 2021

500 000 hectáreas menos. Según Luis Albán, coordinador regional en políticas y mecanismos financieros del programa Bosques Andinos de la Agencia Suiza para el Desarrollo, esa es la cantidad de bosque que el Perú pierde cada año como media histórica. Y aunque el año pasado, la cifra fue de 130 000, para el especialista sigue siendo una realidad negativa. Destacó el hecho de que el Perú, con sus 72 millones de hectáreas, está entre los diez países con más bosques en el mundo y el que más especies de árboles tiene: 4612 tipos de árboles. 

Según explicó, si miramos la situación de los bosques del norte del país, la cifra de destrucción alcanza un promedio de 20 000 hectáreas. “Si existen 2 millones de hectáreas, necesitarías unos 100 años para perder el bosque, pero el problema es que vas talando los árboles más grandes”, dijo a un grupo de estudiantes de Comunicación de la Universidad de Piura. En su opinión, talar los árboles más grandes, “afecta la regeneración natural”, por lo que “es importante detener los procesos de deforestación y de degradación”. 

Las zonas altoandinas también han perdido riqueza forestal. De acuerdo con Albán, el bosque andino tiene una extensión de 800 000 hectáreas, pero de esa cifra solo 300 000 corresponden a bosques relictos. ¿La causa? En los últimos 200 años, por lo menos, hubo una presión importante –señaló el experto– sobre esos bosques, y solo han quedado las “poblaciones más resistentes”. Aseguró que la selva de las regiones de Madre de Dios y Ucayali ha registrado la mayor tasa de deforestación, y que el mismo proceso también ha sido “impresionante” en regiones como Piura. 

La pandemia 

Aunque reconoce que aún no existen datos al respecto, los especialistas sospechan –expuso el experto– que la pandemia y la suspensión de actividades económicas por el estado de alarma agudizaron la deforestación de los bosques en el país, debido al incremento de la migración de poblaciones de las ciudades hacia el campo. 

“En Lima evidentemente las tasas de informalidad son bastante altas”, analizó. Por ello, al quedarse sin trabajo –añadió–, estas personas decidieron regresar a sus lugares de origen donde tampoco obtuvieron trabajo, lo que provocó mucha demanda de los migrantes en las comunidades campesinas para que se les diese un pedazo de tierra para sembrar, pero estos espacios no estaban libres. Así que –indicó el biólogo–, con alguna resistencia, les entregaron zonas con bosque. “Si tú regresas y ves el árbol, y necesitas dinero, lo primero que harás será cortar, entonces no se ha reducido la destrucción como se esperaba o se pensaba que pudiera pasar”, expuso. 

Uso sostenible 

Durante la conferencia, Albán criticó que se considere “irracional” la tala realizada por los campesinos, debido a que la practican con el objetivo de obtener recursos, por lo que los incentivos económicos son medidas urgentes para reducir la deforestación. Consideró importantes no solo las iniciativas nacionales, sino también las privadas, que incentiven la reforestación de zonas afectadas; sin embargo, se trata de una opción –indicó– que plantea retos adicionales. Uno de ellos es cómo los ciudadanos pueden generar ingresos mientras los árboles reforestados están en crecimiento. Para resolver este problema, Albán planteó lo que llamo la “reducción de presión”. 

Planteó aprovechar mejor las zonas agrícolas y ganaderas para impulsar actividades que generen ingresos económicos para las familias, y que estas “puedan mantenerse mientras el bosque está creciendo”. En su opinión, todos quieren que haya conservación, porque al haber más bosque, habrá más agua, pero también debe haber “algún tipo de beneficio económico”. 

“Se tiene que tratar de mirar qué es lo que pueden desarrollar esas personas, dado que deben hacer actividades productivas, agrícolas, agropecuarias, que complementen lo que están dejando de hacer con esa tierra mientras se está reforestando”, indicó. 

Sostuvo que para proteger los 74 millones de hectáreas de bosque que tiene el Perú, el Gobierno ha creado diferentes instituciones con ese fin y que trabajan de la mano con comunidades locales. 

Recordó que en los últimos días años, se crearon 28 áreas de conservación regional que suman alrededor de 3,3 millones de hectáreas, y 146 áreas de conservación privada, vinculada con comunidades campesinas, que suman unas 400 000 hectáreas. Explicó que todas las áreas alrededor de 23 millones de hectáreas que se conservan en áreas protegidas, en las que se da un aprovechamiento forestal no maderable y turístico, “que es otra manera de aprovechar la biodiversidad”. 

Problema hídrico 

La degradación de los bosques podría traer más problemas a Piura para abastecerse de agua. Así lo entiende Albán. El especialista advirtió que la perdida de flora en los páramos y bosques andinos y el cambio climático contribuyen a agravar el tema. “La región tiene un ecosistema de páramos y bosques andinos y es en su suelo donde se almacena el agua. Si se pierde toda esa vegetación, evidentemente tendremos un problema de escasez hídrica”, señaló.






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